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La frágil Haití, de nuevo amenazada


Si existe un mapa de América que señale con colores los lugares de alto riesgo de catástrofe, el de Haití debe de ser el rojo vivo.

En especial durante los seis meses de la temporada de huracanes del Atlántico, de junio a noviembre.


Cerca de 650.000 personas siguen viviendo en carpas y tiendas de campaña, 18 meses después de aquel fuerte temblor.

Cuatro tormentas tropicales se han formado hasta ahora sin golpear al país, pero la quinta, Emily, va a pasar probablemente este miércoles sobre la capital, Puerto Príncipe, y las decenas de campamentos provisionales que albergan a las víctimas del terremoto de enero de 2010, según pronostican los meteorólogos.

La tormenta ya pasó por Puerto Rico sin provocar mayores daños y este miércoles se dirige hacia la isla La Española, compartida por Haití y República Dominicana.

Pero la diferencia de medios con que cuentan los dos países de la isla a la hora de enfrentar un temporal son enormes.
Haití no dispone de refugios y el mero hecho de asegurarse de que los pobladores de los campamentos conozcan sobre la aproximación de la tormenta es todo un reto para las agencias humanitarias.

"Nos preocupa que muchos de los acampados no tienen radio (la principal fuente de información de Haití)", le contó a BBC Mundo Vitaliy Kartamishev, el director de comunicaciones de la organización británica de ayuda Oxfam en Haití.

Sin recursos

"Hoy (martes) hemos recorrido varios campamentos de las afueras de Puerto Príncipe tratando de difundir la noticia", agregó. "Pero solo en los alrededores de Puerto Príncipe hay 168 campos. Muchos no son conscientes de lo que se avecina, pero tampoco pueden hacer mucho".

"Les pedimos que estén preparados, pero viven en carpas cubiertas con plástico. Y tampoco tienen donde ir. Sus familiares o amigos que tienen casas en la ciudad viven muchas veces en peores condiciones", afirma el portavoz de la organización.

El Centro Meteorológico Nacional de Haití prevé que las fuertes lluvias y el viento produzcan inundaciones y deslizamientos de tierra que podrían ser más dañinos en las zonas montañosas.

También se teme un recrudecimiento del cólera ya que la humedad favorece la expansión de la bacteria que ha causado cerca de 6.000 muertes desde que fue detectado el primer caso en octubre.

¿Inevitable?

Con esta indefensión, el país seguirá mirando al cielo con temor hasta el 30 de noviembre, fin oficial de la temporada de huracanes.

¿Es inevitable que tengamos pronto noticias de otra catástrofe en Haití?
El país no puede liberarse de su posición geográfica, que lo expone a diversos desastres naturales, pero lo cierto es que habría reducido su fragilidad si ya hubieran sido reubicados los afectados por el terremoto.

El nuevo presidente, Michel Martelly, prometió en campaña que antes de sus 100 primeros días en el cargo -lo asumió el 14 de mayo- habría realojado a las víctimas de seis grandes campamentos, algo poco creíble, según Kartamishev, el portavoz de Oxfam.

Kartamishev reconoce que el gobierno actual muestra mayor preocupación por el problema de los campos de damnificados.

"Nos han presentado un proyecto convincente a las organizaciones humanitarias, pero una cosa es el plan en papel y otra su aplicación práctica", advierte.

"No es nada sencillo trasladar a las víctimas. Hay que construir nuevos barrios con servicios de alcantarillado, electricidad, etcétera. Además, muchas veces los propietarios de las tierras donde van a ser reubicados plantean oposición".