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Las organizaciones voluntarias: Desarrollo y función social




Las organizaciones voluntarias son una de las formas posibles de expresión de la sociedad civil. Si bien la acción voluntaria o altruismo ha existido siempre en todas las sociedades, la importancia que toma en los últimos años es debido al desarrollo de su organización y su institucionalización del trabajo voluntario. Varias son las denominaciones o categorías que venimos utilizando para referirnos a estás instituciones.





Tal vez el término más generalizado sea el de organizaciones no gubernamentales (ONG), expresión que sirve para definir aquellas organizaciones que, naciendo al margen de la voluntad gubernamental, tiene como finalidad la realización de actividades de interés general o público, que han obtenido el reconocimiento de entidades consultivas acreditadas frente a organismos públicos nacionales o internacionales. Pero, junto a ONG, venimos utilizando otras denominaciones.



Así, denominamos entidades de iniciativa o de interés social (EIS) a aquellas organizaciones privadas que, de una forma predominante, basan su actividad en cubrir determinadas necesidades sociales y que conceptualmente ponen el acento en su actividad. También hay las entidades no lucrativas (ENL), que se definen por su forma jurídica, o bien las organizaciones voluntarias (OOVV), definidas por el carácter altruista del trabajo que desarrollan.



El derecho público internacional reconoce el papel delas organizaciones no gubernamentales (ONG). El artículo 71 de la Carta de las Naciones Unidas señala: "El consejo Económico y Social, que señala la normativa para la celebración de consultas con las ONG de carácter internacional. También hallamos referencias en otros organismos internacionales, como la UNESCO, el Consejo de Europa o la Organización Mundial de la Salud (OMS). En todos estos organismos, se contempla las ONG como institucionales de consulta imprescindible frente a temas de desarrollo de actividades sociales y de cooperación.



Al mismo tiempo, el artículo 12 de la Carta Social Europea dice: "Los gobiernos estimularán la participación de los individuos y de las organizaciones benévolas o de otro tipo en la creación y el mantenimiento de los servicios sociales". La Comunidad Europea creó en 1980 el Volonteurope, organismo que tiene como objetivo promocionar la acción del voluntariado en el ámbito de los países de la comunidad. En los últimos años, las legislaciones de la mayoría de los países regulan las actividades de las entidades no lucrativas.



La República Federal Alemana fue el primer país que introdujo un plan de cofinanciación con este sector. En 1962, las iglesias alemanas (católica y protestante) fueron las primeras en recibir ayudas para sus acciones. Holanda lo hizo en 1964, y durante los años siguientes se hizo en los demás países (con la excepción de Grecia y también de Luxemburgo y España, que no lo contemplaron hasta finales de 1986). 



En España, a partir de la creación del Ministerio de Asuntos Sociales, en 1988, se regula distribución de los ingresos procedentes del 0,52% del impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF) entre las distintas entidades sociales.



Vocación de servicio comunitario



Las asociaciones voluntarias –en un sentido amplio- son una forma de participar individualmente en la política social, al margen de la administración pública. (1) Una asociación sin afán de lucro es también voluntaria si busca algunos de los siguientes objetivos: si su objetivo principal es el bien cultural, social o educativo de los demás; si busca una mejor calidad de vida por medio de un beneficio social; si tiene una autentica autonomía frente a la administración o si está integrada en su mayor parte por voluntarios, aunque pueda tener profesionales contratados. (2)



Las entidades del voluntariado son asociaciones o instituciones que suelen proveer bines públicos y servir al bienestar común. Su financiación deriva de contribuciones de sus socios, de captaciones o de subvenciones públicas, y están caracterizadas por el objetivo de prestar un servicio sin que ello le represente al ánimo de lucro.



Una red articulada de éstas instituciones aporta importantes ganancias a la sociedad. G Representa un freno a las tendencias totalizadoras de los gobiernos dado que, por un lado, pueden ser favorecedoras de la integración social, ya que pueden canalizar tensiones y posibilitar un cierto equilibrio.(3)



Las entidades no lucrativas destacan por su sensibilidad frente a las problemáticas y necesidades sociales, y por voluntad de presencia y actuación. Debemos también señalar, tal como ya expresaba Beveridge, que junto a la función de canalizar el altruismo o la filantropía, las asociaciones voluntarias favorecen la integración social y la consolidación de una sociedad pluralista.



El sector no lucrativo ha experimentado un fuerte crecimiento en el mundo occidental en el último tercio del siglo. Para explicar su evolución, debemos analizar la confluencia de dos aspectos básicos: a)el de altruismo o necesidad de ayudar a promover la felicidad y el bienestar de los demás; y b) el de la excesiva demanda que han venido soportando los estados asistenciales y su dificultad para poder satisfacerla.



a) El carácter altruista o filantrópico de está instituciones hace que el núcleo de procedencia de la mayoría de ellas sea el de la iglesia, con entidades de tipo benéfico o caritativo. Pero hacia la segunda mitad del siglo, el carácter de las organizaciones no lucrativas ha empezado a cambiar de una forma notable. Aparecen con gran fuerza entidades que no pertenecen a la iglesia, ni tienen un componente religioso, sino que se trata de asociaciones o entidades que representan a determinados grupos de la sociedad civil que se han organizado bien alrededor de un tema o bien para la atención de un determinado problema. Su conducta altruista puede definirse como societaria en el sentido de que proyecta sus efectos más allá de la comunidad de pertenencia sobre el resto de la sociedad o sobre un componente de ese resto. Es por lo tanto un altruismo secularmente trascendente.



b) Pero también estas organizaciones asumen tareas de políticas públicas, especialmente políticas sociales en los campos de la salud o de la educación, y de manera especial en el de los servicios sociales. Para hacer frente a los problemas que presentan los estados asistenciales al no poder atender las demandas que se le formulen, casi todos los gobiernos de nuestro entorno cultural buscan alternativas que permitan cubrir las necesidades sociales a las que el Estado no puede llegar. (5) Entre la actividad pública –aquella llevada a cabo directamente por el Estado- y la actividad privada –realizada en el ámbito individual o familiar-, se ha desarrollado éste tercer sector. Se trata de la voluntad privada organizada hacia fines o intereses colectivos, o de ciertos sectores de la colectividad. Estamos asistiendo al resurgir del altruismo cívico organizado a partir de la segunda mitad de los años ochenta.



El apoyo por parte del Estado al desarrollo de las entidades voluntarias responde a u doble proceso. De una parte, a la positiva utilización como instrumentos para llevar a cabo una parte de la política social; y, de otra, se está produciendo una revalorización de los valores altruistas. En muchos países existe un reconocimiento público del valor que tiene el voluntariado en la sociedad civil y de su contribución al pluralismo, a la ayuda mutua y al bienestar individual.



Ayudado por un incremento del tiempo de ocio, del nivel de vida en las economías industriales y de una amplia difusión de las ideas de participación y solidaridad, en los países más avanzados se ha dado una ampliación del apoyo de la participación voluntaria en distintos servicio. Ello puede ser debido a un cambio de valores. Parece estarse desvanenciendo el atractivo que las iglesias tradicionales tenían para las la generación más joven, pero, según estudios recientes, es precisamente aquí donde está surgiendo un modo postmaterilista de ver el mundo que demuestra una gran preocupación por el sentido de la vida y da una importancia renovada a lo sagrado, si bien tiende a ver lo sagrado en lo natural más que en las iglesias.



Esto se ha manifestado en el resurgir de nuevas formas de trabajo voluntario, y también por una ampliación de la responsabilidad gubernamental de promocionar al voluntariado. Sin embargo, de hecho no en todas las organizaciones voluntarias participan voluntarios en la provisión de los servicios, y no todos los voluntarios están en estas organizaciones.



Se entiende por el trabajo voluntario aquel trabajo no remunerado que se realiza al margen dela actividad laboral o familiar de cada individuo y que va destinado a ayudar a terceras personas. Debido a que el concepto de voluntariado responde a una realidad compleja y cambiante, debemos recurrir a una generalización en el momento de definirlo. Según la definición de la Encyclopedia of Social Work,"voluntarios son las personas que prestan libremente sus servicios sin ninguna remuneración, en organizaciones públicas o voluntarias dedicadas a las diversas actividades del sistema de bienestar".



Si bien el voluntariado se moviliza por una necesidad de altruismo, también en ocasiones responde a situaciones en las que intervienen otros componentes. En la acción voluntaria podemos hallar, pues, un amplio abanico de motivaciones, desde impulsos emocionales hasta la búsqueda de intereses particulares, tales como adquirir experiencia o reconocimiento personal.



El trabajo voluntario difiere en cada realidad social y varía en función del contexto, pero también en función de la política social que se diseña. Planificar y gestionar lo social supone hoy una colaboración entre lo que es privado y lo que es público. De una manera general, podríamos decir que hay tres vías por las cuales se forman las entidades voluntarias: 1) una primera mediante relaciones de amistad o familiares. Que presupone una sensibilidad hacia algún aspecto de la vida social; 2) una segunda proviene de los programas de capacitación directa por parte de entidades con finalidades altruistas -básicamente religiosas o grandes asociaciones-; y 3) un tercer grupo proviene de movilizaciones y captaciones programadas por el sector público.



El término voluntariado sirve para referirnos a personas o actividades de muy diversa índole. Según el tipo de participación en las actividades, se podrían señalar tres grande grupos que engloban las distintas formas de voluntariado: 1) aquellos individuos que trabajan de una forma continua y desinteresada en las instituciones voluntarias; 2) aquellos individuos que participan en las actividades esporádicamente; y 3) aquel conjunto de individuos que son socios pasivos de las entidades, colaboran con su aportación económica pero no participan en la actividad.



Sin trabas burocráticas



Una de las funciones más claras de las entidades altruistas a lo largo de la historia ha sido la de actuar como agentes de intervención social, siendo para algunos autores más eficaces que las administraciones públicas en la atención de demandas sociales. Cuando un servicio se provee a través del sector público, hay una serie de restricciones que no existen cuando este mismo servicio lo llevan a cabo las entidades altruistas. Por ejemplo, algunos servicios pueden ser necesarios a sectores muy minoritarios de la población. La acción voluntaria puede ser más espontánea, sin las trabas burocráticas de la administración, para atender dichas necesidades.



Las organizaciones no lucrativas disponen, en muchos casos, de más libertad de actuación que el Estado, y esto hace que sean unas organizaciones idóneas para llevar a cabo actividades puntuales que precisan de una capacidad de actuación rápida y flexible. Además, las organizaciones u organizaciones societales conectan más fácilmente con ciertas clases de problemáticas -minorías étnicas y culturales, drogodependencias o delincuencia-, frente a las cuales las instituciones públicas deben tener también un claro papel de control social mucho más potente. Al mismo tiempo, pueden identificar determinadas necesidades tan pronto se expresen, mucho antes de que se conviertan en problemas de gran dimensión. En este sentido, diríamos que históricamente éstas organizaciones demuestran ser más eficaces para detectar las necesidades sociales allá donde se producen y son las primeras no sólo en detectarlas sino también en atenderlas.



Aunque no tenemos resultados concluyentes por la dificultad de comparar las dos estructuras de costes, hay autores que creen que pueden haber razones económicas para defender la intervención de las asociaciones no lucrativas en la prestación de servicios públicos. De hecho, las organizaciones diversifican la procedencia de sus ingresos, ya
que reciben aportaciones económicas del sector privado y, además, la mayoría cuenta con trabajo proveniente del voluntariado. De todos modos, nada puede garantizar que un servicio prestado por el sector privado sea de por sí más eficiente. Pueden existir riesgos de ineficiencia por falta de capacidades tanto en la dirección como en la planificación y prestación del servicio.



El análisis de los aspectos -tanto positivos como negativos- que puede representar las organizaciones voluntarias como proveedoras de servicios sociales no lleva a la siguiente síntesis:



A) Como aspectos positivos podíamos destacar los siguientes:



1. Con la incorporación de entidades no lucrativas en la gestión de programas públicos de servicio sociales, el Estado puede seguir cubriendo los servicios sin necesidad de incrementar el aparato administrativo, evitando el incremento de la burocracia.



2. Además de poner un freno al incremento de la burocracia, las entidades no lucrativas permiten poder llegar muchas veces con más facilidad y rapidez a situaciones que la propia burocracia dificulta. Cada vez se presentan demandas más diversificadas, pequeños colectivos que precisan de atención y que con ese mecanismo se pueden atender tan pronto se detectan los problemas.



3. Los servicios prestados a través de entidades no lucrativas pueden permitir romper otros de los efectos perversos de los estados de bienestar: el de debilitar la cooperación social. Se podría romper la dinámica si el Estado es capaz de tejer un sistema de bienestar eficiente a partir a partir de los recursos públicos y las potencialidades de la sociedad civil.



B) como aspectos negativos o riesgos planteados se podrían destacar los siguientes:



1. Habría falta ver hasta que punto la promoción del voluntariado puede comportar una cierta disminución de los objetivos de justicia social: 



-Por un lado existe el riesgo de dejar en manos de unas personas que podrían no estar del todo preparadas unas funciones que, debido a su importancia social, deberían ser llevadas a cabo por los mejores profesionales.



-Puede comportar, de hecho, un abandono de responsabilidades públicas basado en la cesión de la gestión ha desarrollar los instrumentos de control y vigilancia que le permitan cumplir con la responsabilidad garantizadora de justicia social.



-En el caso de las asociaciones de autoayuda, su potenciación podría reforzar determinadas definiciones patológicas de los problemas sociales. El incremento del estigma y problematización de las diferencias dificulta todo proceso de integración social.



2. También deberíamos reflexionar sobre u segundo aspecto: Si el voluntario responde a un tipo de comportamiento social organizado, su estructura debe reproducir las relaciones sociales que constituyen el tejido social. Organizado, su estructura debe reproducir las relaciones sociales que constituyen el tejido social.



-Por ejemplo, sería necesario iniciar estudios sobre la posible reproducción de la estratificación del mercado laboral y ver el grado de femenización del voluntariado. Las actividades voluntarias llevadas a cabo por el sector femenino comportarían la extensión del papel domestico de la mujer fuera de su hogar.



-Y, finalmente las entidades no lucrativas suelen combinar trabajo voluntario y trabajo profesional. Aquellas entidades que tienen un papel más pionero son las mayores y más profesionalizadas. En la medida en que aparezcan nuevas entidades, y, por tanto, aumente la competencia para conseguir los convenios, es posible que incremente su organización –su burocracia- y pierdan la flexibilidad que las hacia deseables para la provisión del servicio.


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Teresa Montangut
Profesora de Sociología, Universidad de Barcelona
"Rambla 12"
Revista de l'Associació promotora del Treball social
www.arrakis.es/~rambla12
rambla12@arrakis.es

Notas

1.T. Marshall (1965).
2.A. Petrus (1991).
3.A. Obershall (1973)
4.S. Giner (1995)
5. Es interesante destacar en esté punto que en el libro blanco de la Comisión Europea La política social europea se señala como uno de los objetivos el de estimular una relación de cooperación entre los Estados miembro vinculando las organizaciones de ciudadanos y de voluntarios (1994, pág. 7).
6.Para el desarrollo de éste sector en nuestro país, ver, entre otros, Montagut (1994).
7.R. Inglehart (1991).

Bibliografía

Giner, S. Lo privado público: altruismo y politeya democrática. Documento de trabajo 95-06. Madrid: Instituto de Estudios Sociales Avanzados (IESA). CSIC, 1995.
Kramer, R. Voluntary Agencies in the Welfare State. Berkeley: University of California Pres, 1981.
Marsahl, T.H. Social Policy in the Twentieth Century. Londres: Hutchinson University Library, 1965.
Montagut, T. Democrácia i Serveis Socials. Barcelona: Institut de Estudis Catalans, 1996, en premsa.
Oberschall, A. Social conflicts and social movements. Nova Jersy: Prentice Hall, Yale University, 1973.
Petrus, A. Estudi comparat sobre el voluntariat. Barcelona: Generalitat de Catalunya, departament de benestar Social, 1991.


Fuente: http://www.sappiens.com/castellano/articulos.nsf/Solidaridad/Las_organizaciones_voluntarias:_Desarrollo_y_funci%C3%B3n_social/565BD35A41AB0F7F41256AC300582B3B!opendocument