El cólera se caracteriza por presentar síntomas comunes a otras enfermedades como diarrea profusa, deshidratación, picos de fiebre, dolores abdominales e intestinales. Estos síntomas pueden presentarse en mayor medida que en otros casos debido a la intensidad de la infección que puede generar la bacteria dentro del organismo. La mayor parte de los casos de cólera se producen a partir del consumo de agua no potable, situación común a gran parte de la población mundial. Al mismo tiempo, el consumo de alimentos que no han sido propiamente tratados puede contagiar a más personas. Si bien no es común contagiarse el cólera de persona a persona, por el contacto o la respiración, sí es común en algunas regiones de África que las personas consuman el agua sucia ya infectada por las bacterias existentes en las heces de otros casos positivos.A pesar de que el cólera ya no es considerada una enfermedad altamente peligrosa gracias a los avances en el tratamiento, es cierto que si la misma no es atacada de manera apropiada y rápida cuando se presenta en un individuo, puede volverse mortal. El uso de antibióticos y el suministro de nutrientes a través del suero o de líquidos es esencial para restaurar las condiciones de salud de la persona afectada.
